Hitler: explora la subida al poder de Adolf Hitler durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, y se centra especialmente en como la amargura, la fragmentación política y económica de la sociedad alemanda después de la primera gran guerra, hizo posible este ascenso.
Ya a la tierna edad de 10 años, Adolf Hitler (Robert Carlyle, Full Monty) exhibe una conducta ciertamente antisocial. Se mantenía distante de su familia y amigos, y se mostraba totalmente destructivo con los que le rodeaban. Sólo su adorable madre, Klara (Stockard Channing) cree es un chico normal, pese a que tampoco es capaz de penetrar la coraza que lo rodea. Tras intentar entrar en la Academia de las Artes de Viena, se une al ejército alemán, en donde empieza a florecer su sentimiento antisemita, aunque su carrera en el cuerpo resultará mediocre.
Hitler comienza poco después a conocer a los primeros miembros del Partido de los Trabajadores, una organización que poco después le nombrará portavoz, tras escuchar sus opiniones sobre la pureza de la raza alemana, la inmigración y sobre el grupo al que considera la mayor amenaza de los alemanes, los judíos. Poco a poco, Hitler comienza a rodearse de importantes personalidades, que ven en él, una oportunidad para proteger los intereses de los ricos; y contrata a Ernst Röhm (Peter Stormare, Prison Break), líder de las SA para protegerlo de los enemigos que empiezan a aparecerle, una alianza que durará años.
Tras un breve paso por el gobierno alemán, termina en la cárcel acusado de alta traición, en parte gracias al trabajo del respetado periodista Fritz Gerlich quien revela su agenda verdadera, llena de intolerancia, odio y antisemitismo. Sin embargo, pocos le hacen caso y tras cumplir una reducida condena, se hace con el control absoluto del partido, llegando a presentarse a las elecciones en 1932, comicios que pierde con el general Erich, quien considera a Hitler la mayor amenaza para la democracia alemana, aunque se ve obligado a nombrarle canciller debido a la mayoría de los nacionalsocialistas en el Parlamento.
Sin que nadie pueda pararlo, Hitler comienza a arrestar de forma sistemática y ejecutar a todos aquellos que se opusieron a él, incluidos viejos aliados. Tras la muerte del presidente, Hitler asume el poder total sobre Alemania y anuncia el nacimiento de una nueva era, el Tercer Reich.